domingo, 29 de octubre de 2017

Vidas ajenas…



Por: Ismael Almeida
El actor Alberto Corona, confiesa que estudió contabilidad para complacer a su madre, pues los números nada que ver con sus aspiraciones. En el año 2004 el grupo de pantomima “Cuerpo Fisión” que dirige la Mtra. Maritza Acosta, realiza audición para su taller, aunque por problemas de salud no termina, allí comenzaron sus primeros pasos.

Tras el fallido intento de matricular en la Universidad de las Artes en Cuba, comprende que es cierta la profecía del poeta, pues ahora tendría que hacerse camino al andar. El joven Corona integra la compañía “Mefisto Teatro” del Mtro. Tony Díaz, como bailarín hasta la ocasión en que asume el personaje de un colega enfermo, así nació el actor.
Convencido que debía forjar su futuro en las tablas, comienza su bregar por distintos colectivo teatrales en la capital. Le conocí en la compañía “Hubert Black”, luego con su maestro y amigo Pancho García, Premio Nacional de Teatro, hasta ahora que le encuentro en “ArgosTeatro” con el Mtro. Carlos Celdrán, también Premio Nacional de Teatro. 
Le observo fascinado por las fotos que le hice interpretando al escritor ruso Mijail Bulgákov en “Cartas Amor a Stalin”, todas le gustan pero en particular una le llama la atención, precisamente donde el personaje está al borde de locura…

enfoque cubano © Ismael Almeida  
— Alberto, ¿Es cierto que las actrices y los actores, debido a su trabajo sufren más desgaste que una persona común?

— ¡Claro! Si nosotros terminamos todos locos, y sonríe… Cuando interpretamos los personajes que nos asignan, es como vivir vidas ajenas pues de eso se trata, dejar la nuestra y adentrarnos en la que interpretamos, comportarnos con la mayor naturalidad como lo haría el personaje, es esencial, pues de otra manera no resulta convincente; para lograrlo hay cuatro puntos esenciales que todo actor debe dominar en la interpretación que son: relajación, concentración, imaginación y desinhibición, cuando uno de estos falla la interpretación no queda.

— Cuando conocí a Pancho García, se hizo la luz para mí, me enseño con su experiencia de una vida dedicada a la escena, comprendí el verdadero sentido de la interpretación. Con Carlos Celdrán, es mágico, pues durante el proceso creativo te va limpiando el camino a transitar y tengo la sensación que resulta muy cómodo aprender hasta donde podemos llegar.
Algo similar pasó con Abel González Melo, en "Cartas de Amor a Stalin” se trabajó con una paz increíble, me enamoré del personaje de  Bulgákov, desde que Pancho me mostró el texto, a pesar de sus sugerencias pedí interpretarlo y me aceptaron, algo que agradeceré siempre…
No es primera vez que trabajas con la actriz Liliana Lam, ¿Te sientes cómodo?
— ¡Sí!, Nos conocimos en el trabajo, me gusta compartir escenario con ella, mi compañera, novia y esposa; la madre de mi hija. Nos une una linda historia que incluye el amor por la profesión, por suerte en las largas jornadas contamos con el apoyo solidario de las abuelas…

enfoque cubano © Ismael Almeida  



miércoles, 25 de octubre de 2017

JJ en el Mella


enfoque cubano © Ismael Almeida  
La Compañía de Danzas Tradicionales de Cuba “JJ”, celebra su 25 Aniversario de fundada en el Teatro Mella, este sábado 21 de octubre. La coreografía “Arará”, de los autores Juan García Fernández y Lázaro Ros es la propuesta artística para conmemorar  la ocasión, pues este colectivo danzario también celebra los 70 años de vida y 55 de vida artística del primer bailarín Johannes García Fernández.
enfoque cubano © Ismael Almeida  
enfoque cubano © Ismael Almeida  
Del Programa de Mano:
Arará, procedente del Antiguo Dahomey, en el Golfo de Guinea, son traídos como esclavos desde siglo XVIII a las costas de Cuba. Asentados en las provincias de La Habana y Matanzas, con el tiempo establecieron formando cabildos en la zona de Matanzas, Cárdenas, Agramontés, Pericos y Jovellanos. En la capital se destacaron en los asentamientos de Marianao, Guanabacoa y Cotorro.

Tomando como fuente algunas tradiciones orales traídas y conservadas por nuestros antepasados ewé-fón y Yoruba en que se narra los avatares de la deidad o vodún de la viruela, en su tránsito por tierras Ará. Babalú Ayé lo defiende, y compadecido lo cura con raíces y plantas medicinales…

enfoque cubano © Ismael Almeida  
Luego de ofrecerles semillas y enseñarles los secretos de la agricultura y la pesca, le indica que marche al occidente, donde tal vez encuentre una tierra donde vivir, Babalú Ayé se dirige al Dahomey a través del intrincado monte.

Al llegar a tierras de arará y cerca de un pueblo, se encuentra con un joven enfermo que padece la misma dolencia que una vez le aquejara, Babalú Ayé se compadece y lo cura con los medicamentos que aprendiera de Changó.


Es evidente que la obra es un canto a la solidaridad humana, algo que por infortunio cada vez se ve meno, una condición que debemos rescatar más allá del símbolo que representa, por el bien de la propia especie humana. 

enfoque cubano © Ismael Almeida  
enfoque cubano © Ismael Almeida  
enfoque cubano © Ismael Almeida