Por: Frank Padrón.
El gran disparo del Arte
de Agnieska Hernández (Harry Potter, se
acabó la magia; Jack the tripper, no me abraces con tu puño
levantado;… ) mixtura varias expresiones artísticas que se apartan
de la representación teatral pasiva, ad
usum para convocar a la reflexión mediante un discurso inclusivo y
múltiple.
Dirigido por la propia
Hernández y con el cual obtuviera premio del primer concurso de dramaturgia de Fábrica de Arte Cubano donde justamente fue representado durante varias
semanas, El gran disparo… propone una
suerte de ars poética, meditación
endogámica en torno a los entresijos del arte y sus contradicciones en tanto
negocio, expresión cultural, modus
vivendi y por tanto los conflictos perennes, al parecer eternos, entre
negocio y proyección estética, entre fidelidad del creador a sus presupuestos y
necesidad de comer, y por ello a veces debe “vender el alma al Diablo”.
Una foto tomada por el fotorreportero sudafricano
Kevin Carter que focaliza un niño sudanés desnutrido acechado por un buitre
listo para cuando dentro de poco esa criatura devenga cadáver, es el punto de
partida de la microhistoria; esa imagen que colmó la primera plana del New York Times,
le hizo ganar a su autor el Premio Pulitzer en la categoría Feature
Photograph en 1993 y llevó al suicidio a su joven autor, mientras se tornaba
viral en las redes y acarreaba encendidas polémicas, le sirve a la autora y
directora para sus reflexiones en torno a esa guerra bizantina que implica la
naturaleza del arte, un dilema al parecer insoluble.
Fiel a su poética
experimental y desacralizadora, Agnieska propone una estructura discontinua,
acronológica, que incluye elementos del teatro
documental a la vez que incluye el hoy tan socorrido soporte audiovisual
—algo plenamente justificado, y hasta enriquecedor aquí — , música en vivo y
actantes que lo mismo desandan un furibundo monólogo que interactúan y
dialogan, mientras lo hacen con el propio texto y con el público en torno a los
viscerales y siempre actuales temas que pulsa con verdadera originalidad y
conocimiento de causa.