miércoles, 27 de noviembre de 2019

El Arte dispara…y desgarra


















Por: Frank Padrón.
El gran disparo del Arte de Agnieska Hernández (Harry Potter, se acabó la magia; Jack the tripper, no me abraces con tu puño levantado;… ) mixtura varias expresiones artísticas que se apartan de la representación teatral pasiva, ad usum para convocar a la reflexión mediante un discurso inclusivo y múltiple.

Dirigido por la propia Hernández y  con el cual obtuviera  premio del primer  concurso de dramaturgia de Fábrica de Arte Cubano donde justamente fue representado durante varias semanas, El gran disparo… propone una suerte de ars poética, meditación endogámica en torno a los entresijos del arte y sus contradicciones en tanto negocio, expresión cultural, modus vivendi y por tanto los conflictos perennes, al parecer eternos, entre negocio y proyección estética, entre fidelidad del creador a sus presupuestos y necesidad de comer, y por ello a veces  debe “vender el alma al Diablo”.

















Una foto  tomada por el fotorreportero sudafricano Kevin Carter que focaliza un niño sudanés desnutrido acechado por un buitre listo para cuando dentro de poco esa criatura devenga cadáver, es el punto de partida de la microhistoria; esa imagen que colmó la primera plana del New York Times,  le hizo ganar a su autor el Premio Pulitzer en la categoría Feature Photograph en 1993 y llevó al suicidio a su joven autor, mientras se tornaba viral en las redes y acarreaba encendidas polémicas, le sirve a la autora y directora para sus reflexiones en torno a esa guerra bizantina que implica la naturaleza del arte, un dilema al parecer insoluble. 


















Fiel a su poética experimental y desacralizadora, Agnieska propone una estructura discontinua, acronológica, que incluye elementos del teatro documental a la vez que incluye el hoy tan socorrido soporte audiovisual —algo plenamente justificado, y hasta enriquecedor aquí — , música en vivo y actantes que lo mismo desandan un furibundo monólogo que interactúan y dialogan, mientras lo hacen con el propio texto y con el público en torno a los viscerales y siempre actuales temas que pulsa con verdadera originalidad y conocimiento de causa.

Fotos de archivos y cortesía de Agnieska Hernández