Por:
Enrique G. Zayas Bringas.
Distinguidos
lectores, vamos analizar el son de La Capital, La Habana, en nuestro empeño por
demostrar que es de toda Cuba, y para ello debemos explicar cómo en nuestra opinión, este género irrumpió
en la urbe capitalina.
Debemos recordar que Las
Hermanas Ginés, allá por el siglo XVI, tocaron en La Habana, aunque al tipo de
música o tema, que le han llamado “El son de la Ma. Teodora” sea un mito, o un
calco, pero no se puede negar que la agrupación existió y actuó en La Habana.
El asunto es, que cuando la Habana empezó a conectarse con Europa, llegaban a ella todos los músicos del resto del país, para conectarse con los pasajeros y tripulantes de los barcos que esperaban para partir en agrupaciones, mientras tanto se hospedaban en sus estancias, bares y cantinas, también aprovechaban para relacionarse con los músicos extranjeros que venían a intercambiar sus experiencias.
Esta es una de las reflexiones que hace imposible aceptar, que el son llego a La Capital, en las primeras décadas del siglo XX.
Otro argumento es que
desde los comienzos del XVII, ya se habían creado por los carpinteros en la
Dársena de La Habana, las clavijas de madera, que las utilizaban para fabricar
los barcos, y los músicos de la época las convirtieron en Claves Xilofónicas,
que aún son utilizadas para tocar el son.
El son
desde hace muchos años, está presente en La Capital, los reportes y
músicos que lo dieron a conocer formalmente, desde los primeros años de la
República, estaban reconociendo y exponiendo lo que ya hacía mucho tiempo que
se tocaba, lo que pasaba era que lo perseguían, porque decían las autoridades
que era música de y para los negros.
Con esta sintética
introducción, se adentró el son en La Habana, por todos sus barrios, y por
otras ciudades y provincias próximas.
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