Por: Enrique Zayas Bringas
Amigos, para que el Son llegara a ser interpretado
en las Orquestas y Bandas Gigantes, los talentos de la música cubana tuvieron
que realizar verdaderas batallas, ante el empuje de la música norteamericana y
los perjuicios que existían en la seudo república, contra todo lo autóctono y
en especial contra la música.
Efectivamente, en las primeras dos décadas del
siglo XX, existía en Cuba una avalancha de la música norteamericana, auspiciada
por la gran cantidad de empresas que procedentes de ese país, se establecían en
toda La Isla.
Por otro lado, acompañados por una buena cantidad
de turistas norteamericanos llegaban a La Habana y a otras importantes ciudades
de Cuba, orquestas procedentes de Los Estados Unidos que en distintos lugares,
interpretaban jazz, blue, fox trop, two step y otros géneros del norte.
Los turistas, reclamaban ver y escuchar nuevas maneras musicales, porque ya se
imponía el Son en los septetos, la conga y la rumba en las fiestas populares,
mientras el Danzón continuaba su camino natural.
De parecida forma, las Bandas Musicales, trataban
de introducir la música cubana, aunque debemos recordar que en las primeras dos
décadas del siglo pasado estaban arribando también, casi un millón de europeos principalmente
procedentes de la península Ibérica.
Fueron entonces los músicos que trabajaban en los
principales hoteles y cabaret habaneros, como eran el Casino Nacional, el
Summer Casino y el Sans Souci, los que primeramente incorporaron el Son en sus
repertorios orquestales, teniendo que trabajar en las desconocidas
armonizaciones.
Mientras que entre
las primeras orquestas independientes que lo tocaron, se destacó la de
Los Hermanos Palau, que fue una Banda Gigante que se fundó en el año de 1922.
Sin embargo la que le puso el sello a la interpretación del Son, fue la de Moisés Simón, que trabajando en el Hotel Plaza, interpretó por primera vez, su
creación, “El Manisero”, que rápidamente se popularizó en el mundo entero.
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