martes, 5 de noviembre de 2019

Salvando sueño














Con ingenio salva los sueños de su pequeña hija…

Por: Ismael Almeida. 
El artista Samuel Lizama Cubillo, cuenta que hace unos años se enfrentó a la disyuntiva de crear un espacio que atrajera a niños interesados en las artes plásticas.

La ausencia de infantes en la barriada en que reside, complicaba la necesidad de relacionarse y hacer amigos a su pequeña hija, tras una solución se convirtió en instructor de arte.

El artista afirma que la docencia que desarrolla en su taller donde comparte su visión del arte con niños y adultos, es una experiencia que enriquece la creación, el hecho se aprecia en las paredes del propio taller donde los alumnos cuelgan sus trabajos. 















Samuel sonríe y asegura que el impartir clases es una actividad que siempre ha estado ligada a los artistas, pues es donde damos vida a nuestro discurso artístico. En su caso, el trasmite los conocimientos en un lenguaje acorde al alumno, como es natural, con los adultos el lenguaje interioriza en las complejidades técnicas, pero en caso de los niños es más asequible a ellos. 

¿Samuel como comienzan tus talleres?
Primero la instrucción básica, luego la experimentación con temas libres.

¿Qué técnica enseñas a los niños y cual a los adultos?
A los niños Acrílico, a los adultos Acuarelas, Acrílicos y Linografía.

¿Qué tiempo duran los talleres o cursos?
El programa infantil es continuo, sin fin y en el caso de los adultos es instrucción básica en 12 clases.


En esencia el objetivo es el mismo, propiciar por medio de la metodología el desarrollo del conocimiento. Es conocido que solo se puede enseñar técnica, sugerir y corregir posturas, pues con el talento solo se puede contar cuando se tiene.

















Samuel en su carrera atesora varios Lauros, pero no conforme tiró nuevamente del hilo, y le cuestiono la docencia con el argumento de que le resta tiempo a su creación. El artista confiesa que se puede pintar y trabajar solo en sus proyectos, pero a él le resulta un placer enorme impartir sus talleres, pues enriquece su obra y aterriza sus ideas. 

Entonces comprendo que estoy ante un maestro, un artista que disfruta enseñar y compartir sus conocimientos con los demás. 



¿Cómo es que acá logra convivir la motivación por la pintura, entre tanto desarrollo tecnológico? 

—¡Es que somos muy análogo! Y sonríe nuevamente, en ese sentido en Valdivia se convive entre tecnología y lo antiguo, pero nos gusta hacer las cosas un tanto a la antigua. 

Su rostro se torna serio y comenta: —El oficio del pintor, el grabador, el escultor, es tan antiguo pero necesario como el zapatero, el panadero o cualquier otro, siempre nos hemos ganado la vida así. Es cierto que en la actualidad los medios, el desarrollo tecnológico y las nuevas tendencias de hacer arte, ponen algo de distancia de la pintura tradicional pero no lo suficiente. 




Cambiando de tema Samuel, algún logro palpable con el taller en estos años. 

—Sí, aunque no me gusta competir ni hablar de ello, me regocija que al menos 10 de mis alumnos cuenta con importantes lauros en el concurso “Valdivia y Sus Ríos”.







No hay comentarios:

Publicar un comentario