Pedro Ángel Vera
Texto: Jorge Sariol
Fotos: Ismael Almeida
Pedro Ángel Vera |
Las cenizas del director teatral cubano Pedro Ángel
Vera fueron lanzadas al viento este lunes 15 de septiembre en los jardines del Centro Cultural Bertolt Brecht de La Habana.
Vera falleció la víspera en la capital cubana y por deseo propio y de su familia se
ofició una sencilla ceremonia fúnebre entre amigos y gentes de teatro en los
mismos escenarios donde desarrolló buena parte de su trabajo.
El también actor fundó y dirigió la compañía Teatro
del Círculo institución con la que llevó a
escena obras como Siempre que
llueve, escampa, El corsario y la abadesa, El robo del cochino, La familia de Benjamín García, El que quiera azul celeste, La corbata, La zorra y las uvas y
Francesca de Rímini, entre
otras.
Una
de sus últimas puestas en escenas con mayor éxito y con la propia agrupación Teatro
del Círculo fue La Mandrágora, con versión de Miguel
Montesco, a partir del original de Nicolás Maquiavelo, estrenada el 29 de
Junio de 2013, en la Sala Teatro Tito Junco de la capital cubana.
Centro Cultural Bertolt Brecht |
Palabras
pronunciadas en la ceremonia por el actor Mario Aguirre.
9:30 am
9:30 am
Buenos días…
Una vez más nuestro buen amigo
Malvin nos presta uno de los salones de
este Centro de Arte. En esta ocasión no se trata de saludar un nuevo estreno, ni
despedir una temporada teatral exitosa.
Es otro tipo de despedida. Es una
despedida dolorosa. Nos reunimos hoy para despedir para siempre a un hombre de
teatro. A un hombre de este teatro Pedro Ángel Vera.
Desdichadamente yo no soy de los
que estuvo más tiempo a su lado, pero, cuando fui convocado por él hace poco
más de tres años para incluirme en uno de
sus proyectos, me di cuenta que Pedro era uno de esos personajes que había
nacido irremediablemente para entregarse al mundo de la creación teatral.
Pedro y yo teníamos prácticamente
la misma edad y me di cuenta, con dolor que los sueños, la fantasía y la pasión que
él poseía, yo, prácticamente la había perdido.
Él tenía un nivel de entrega
similar a aquellos que están con- migo en los primeros años de mi vida
profesional.
Para Pedro lo fundamental en su quehacer
diario era el hecho teatral a medida que se acercaba un estreno, él no podía
esperar por las inevitables demoras por la entrega de elementos escenográficos
y el vestuario.
Después de los habituales ensayos,
cargaba tarimas, buscaba madera, convidaba a amigos y familiares a cocer y clavar.
Su obsesión por la perfección hacía que para él lo único que existía era el
estreno y nada más, ni la salud que ya iba perdiendo.
Recuerdo que en la última función
de “La Mandrágora”, ―Cuando ya el cáncer estaba presente― me comentó sus nuevos
proyectos y la posibilidad de reponerla a fines de año.
Bertolt Brecht dijo: Pocos hombres
luchan toda la vida, esos son los imprescindibles. Pedro
era de esos pocos.
Cuando perdemos a alguien querido
inevitablemente recordamos sus mejores
cosas. En esta ocasión, me atrevo a
pedirle a Pedro en nombre de los artistas presentes, que sé que hay muchos― Que
nos deje la mitad de su pasión por el teatro, que nos deje un poquito de su
fantasía y nos preste mucho de sus sueños.
Yo sé, y seguramente ustedes
también que seguramente con pasión, fantasía sé puede lograr la perfección.
Adiós colega.
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