domingo, 3 de diciembre de 2017

Accardo en La Habana: enorme.


















Texto: Jorge Sariol
Fotos: Ismael Almeida 
El maestro Salvatore Accardo, violinista y director orquesta, ha actuado en La Habana.

Este sábado 2 de diciembre de 2017 se presentó en la sala Covarrubias del Teatro Nacional de Cuba.

La velada ha podido disfrutarse gracias a las gestiones de la Embajada de Italia en nuestro país y a propósito la Vigésima Semana de la Cultura Italiana en Cuba.

Y es a la vez una suerte y un lujo tener en la escena cubana al maestro Accardo, uno de los mayores intérpretes del violín del siglo XX, y a quien algunos etiquetan como el Pavarotti del violín.
















El programa presentó la Obertura de la ópera Nabucco, de Guiseppe Verdi; el Intermezzo del Acto III de la ópera Manon Lescaut, de Giacomo Puccini y el Concierto para violín y orquesta en re menor Opus 35, de Piotr Ilich Chaikovski.

Le acompañó la Orquesta Sinfónica Nacional, bajo la batuta del director invitado el maestro cubano Giovanni Duarte.

La de esta noche ha sido una función obsequiosa.
El público quedó encandilado. «Hace cantar la madera» me dice admirado un amigo italiano. Y es cierto. Es que se puede ser virtuoso, pero sin talante creador. Y se puede ser gran ejecutante pero no artífice. El maestro Accardo lo es todo y más.

El violín, dócil, obedece a la conducción. Canta a sotto voce; a dos, tres cuerdas; se eleva por sobre la sección orquestal correspondiente; repica angustiado o clama grave. Casi rockea, y parecerá un sacrilegio, pero del concierto de anoche cada quien escucha sus propias proyecciones interiores. Y las asume. 
















El instrumento debe tener un nombre. Seguro. Aunque el maestro no lo confiese. Un nombre: no Stradivarius o Cremona, que sería suficiente, sino un nombre propio, porque tiene alma. Se la debe haber encontrado el maestro hace muchos años y desde entonces le completó la personalidad. 

Nacido en Turín en el año 1941, el maestro conserva ímpetus y exhibe serenidad, rara cualidad.


Ha actuado en La Habana. Y ha sido enorme.



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